27 mayo 2009

Carta de un convaleciente.

Carta de un convaleciente.

Extracto y metáfora de un pensamiento.

Es muy estúpido el pensar y conocer sobre las cosas, el saber y reflexionar en lo que no se tiene… en lo que se anhela… en lo que se desea con todo el corazón… en lo que nos hace tanta falta, algo que tal vez sea eso a lo que todos llamamos amor; una vez mas entré en esa profunda situación que solo los ratos de soledad me traen como dulces manjares y finos néctares que llegan a mi, los mas despiadados y oscuros pensamientos del ser salen en si, solo flotan en mi cabeza, no se manifiestan, no son mas que fantasmas de memorias pasadas, muertos de recuerdos enterrados, demonios de los errores que cometí y que trate de corregir, en especial ese seductor pensamiento y sentimiento que me hace reflexionar las cosas, al principio recuerdo con pavor ese momento, se me congelaba el ser, con la temperatura de un moribundo, mis espasmos mentales hacían que se detuviera el tiempo por un segundo como si nada existiera, en esos segundos solo era un perplejo espectador de las acciones de mi propio cuerpo, incrédulo presenciaba como mi visión se borraba y mi respiración fallaba, las dolorosas taquicardias que eran como fuertes puñaladas de una daga corroída, desgastada por la muerte, oxidada por la sangre ardiente, eran las que a pasos intermitentes me ahogaban en el dolor.

Aletargado solo deseaba la paz, anhelaba una dulce luz al fondo del camino, un simple espacio donde no existiera nada mas que la felicidad, y asi era en esos momentos de lucidez, mi paz interna se regocijaba por la falta de sufrimiento, me levantaba con una sonrisa viendo que todo era perfecto, que el amor existía con dignidad y con tanta pasión que era imposible resistirse o negarse a esa dulce expresión, esos… realmente eran los segundos que mas valoraba yo (después del maldito acontecimiento que me quito mi amor), eran el breve aliento de oxigeno en mi sangre, el alimento para el famélico, el simple goce de los dioses, que solo duraban un instante, ya fueran en forma de relámpagos que cruzaban mi mente, se internaban como maleza, me consumían como el cazador a su presa.

Logre evitarlos por un tiempo, guardándolos en lo mas profundo de mis pensamientos, figurándolos, aprisionándolos en la caja de pandora, pero hay cosas que por mas que se traten de evitar siguen presentes en el mismo lugar.

La carta esta hecha, solo me falta actuar después de mi ultimo cometido antes del final, deseando que tal vez… después del desenlace de mi vida, pueda continuar con esa breve fantasía, que de momento se que no es real.

Solo por esto es lo unico que agradezco que Karina ya no este conmigo (con este estúpido perdedor y fracasado de la vida, que es lo que soy) o me haya dejado, así no podre hacerla sufrir con estas estupideces y simplemente no la molestare con nada, ni verla triste, deseo de todo corazón que Dios la cuide y la guarde, que la guie mas y mas a su éxito, a su alegría, a su paz y a su amor, por que para mi ella es mi vida, el amor, la verdadera razón y vivir de mis días.

Chaos. (un infortunado fracasado de la vida y perdedor sin medida)

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