Este poema se lo dedico a mi dios, que siempre esta atento de mi, es mi mejor maestro, mi consejero y el compañero de mi camino.
Cada día cuando amanece, el sol me reblandece con su fulgor,
Cada ves que anochece, veo la cálida sombra de su amor,
El viento otorgándome sus suspiros, me cuentan que valiosos son los aspectos vividos,
El sol con su gran calor, me dice el amor que nos tiene a nosotros... a sus seres queridos,
Al levantarme veo las huellas, pisadas furtivas causadas por su gran esplendor,
Al rezar siento el calor angelical, de ese ser ancestral que con su mirada me hace temblar,
Y cuando me veo al espejo, siento que no soy profeso de sus enseñanzas, y levanto mi cara y miro en mis ojos una calida mirada, de compasión, ternura y amor.
Tantas cosas podre decir, tanto mas podre querer, solo el es, el que lo sabe... el como, cuando, o que voy a hacer, y a tener.
Mi dios no es sordo, no es mudo, ni es algo amorfo, solo es el pequeño pensar, el gran sentir y el hermoso mirar, de todas las gentes, personas o familias que no descansan de actuar, asi también lo hace en mi vida... que con un pequeño goce de su palabra me hace cambiar el mundo mostrándome la verdadera salida.
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